En un pequeño pueblo de pescadores, nuestro reportero acompañado por un nativo se acercan a la pescadería y les enseñan pescado de aquí, es decir criado en la Ikastola, en los valores de la buena lubina euskalduna. El pescadero lo repitió como unas cuatro veces, lo de pescado de aquí. Estos chapelaris son incansables.
Mejor fue cuando en San Sebastián, en una sociedad gastronómica les explica el jefe que en el norte los conflictos los solucionan en la mesa. Deben ser los etarras gente de otro planeta, porque llevan 50 años arreglando las cosas a tiros.
Esto me recuerda que una vez mi compadre le comento un amigo de Pamplona que en el sur también hay buen pescado, toma ya. El mar de Pamplona debe ser una nueva adquisición del nacionalismo o del chapelismo.
Lo cierto es que se come bien por allí, pero acabo de hacer una dieta gallego-asturiana y no esta nada mal. Será que el pescado de Galicia también es bueno o no, como diría un gallego.
Por eso los etarras han sido tan poco dados a las huelgas de hambre, y cuando las ha habido, han sido de mentirijillas.
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