La tertulia que hemos tenido después de comer fue interesante. Personas de prestigio público, dentro de la universidad o en la empresa privada, hablaban sobre la situación de España, después del Mr Bean. Dos ideas importantes.
1º. España sigue teniendo un peso en el mundo débil, por no decir que inexistente. Lo podemos comprobar con el caso Alacrana o los cooperantes catalanes. Todo el mundo paga y negocia, sólo nosotros no le hacemos nada a los que nos extorsionan.
2º. El españolito medio es bastante mediocre. Es decir, ante situaciones complicadas los españoles nos hemos vuelto blanditos, como el requesón, que decir como el merengue. No vamos en misiones de guerra, son de paz, si hay militares muertos es inaceptable por ambos partidos, perro lo militares saben a lo que van y ese es su trabajo.
El punto uno es consecuencia del dos. Es una sociedad muy enferma, donde el 85% de los españoles se declaran católicos pero no creen en la Iglesia. Y solamente un 15% cree que la doctrina de la Iglesia es buena. Pasaros de vez en cuando por el CIS y veréis lo que dice.
ZP es un producto típico de la España del siglo XXI, un leonés trepador, que lo mismo dice blanco que negro y se queda tan tranquilo. Esto es lo que ocurre en nuestra España, donde todo el mundo dice que la TV es mala, pero GH lo ven 3 millones de personas o la operación de Belén Esteban tuvo un 26% de audiencia.
Por eso estoy dándole vueltas a la historia de España viendo personajes que vieran lo mal que estaba su patria e intentaron una solución: la Generación del 98. Tienen un defecto que eran un poco cenizos, tristones, gafes, pero lo mismo sirve como fuente de inspiración.
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