VUELTA A CASA

Por fin he vuelto a casa después de 4 meses. Adiós a Granada. La verdad es que hemos estado fenomenal, muy a gusto si señor.
Pero en Granada no todo es oro lo que reluce. He visto algunas cosas que son un poco curiosas, por poner algún adjetivo.
He visto mucho universitario que vive ¡Cómo viven! ni los nobles del Antiguo Régimen vívían mejor. Miren ustedes: la noche de jueves al viernes, es mejor decir, la mañana del viernes: borrachos, manadas de borrachos y borrachas, midiendo Avenida de la Constitución, que es bastante ancha, potando y meando en cualquier sitio y lo mejor los cantos patrióticos y la exaltación de la amistad. Increible. Un día, a las ocho, bajo al coche a coger una cosa y dejo el ascensor a unas zagalas que volvían de juerga: olian a porro, vodka, sudor etc, pero lo mejor es que cuando vuelvo a tomar el ascensor las veo CON LAS CARPETAS EN LA MANO A LA FACUL, alucina.
En mi bloque teníamos algunos más. Mi vecino de arriba era un ser diferente: todo lo que puede ser arrastrado debe hacerse, pero a partir de las 12.00 de la noche. Puede hacer juergas todos los días, la última ha durado 3. Hemos padecido su vida amorosa, en este aspecto no daré más pistas, se te queme la hierbabuena malaje.
Por último, el fichaje de última hora: unas americanas con una alemana, hemos oido su música, perfectamente, pero siempre a partir de las 1 de la madrugada. Gracias salerosas, que bonito es venir a España de turismus, porque eso no es Erasmus.
Bueno la conclusión es que la Universidad está bajo mínimos y lo peor, lo pagamos entre todos, se les queme la hierbabuena a todos.
Ojos que no ven, corazón que no siente, por eso, Hogar dulce hogar.